miércoles, 26 de noviembre de 2008

El jueves 27 poesía en la Universidad







El próximo jueves 27 de noviembre a las 20h en la Sala de Juntas de la Facultad de Filosofía Y Letras (universidad de Zaragoza), tendremos un nuevo encuentro del ciclo "Este jueves, poesía". Nos visitarán Sonia San Román e Íñigo Sansebastián.



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Bio-bibliografíaSonia San Román.
Villamediana de Iregua, 1976. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Rioja. Ha publicado el cuadernillo De tripas, corazón (Ed. del 4 de agosto, 2004) y el libro Planeta de poliuretano (Ed. Crecida, 2005) . Ha colaborado en las publicaciones colectivas del Ayuntamiento de Logroño Cosas de niños Cuentos por encargo y Una palabra en la recámara en los años 2003 y 2004. También ha participado en las antologías Miradas, ecos y reflejos. Del zapatismo a la utopía y viceversa (CGT, 2004), La otra voz, poesía femenina en La Rioja 1882-2005 (Ed. del 4 de agosto, 2005), La verdadera historia de los hombres (Ed. Eclipsados, 2005), Hablando en plata, antología de 17 poetas españoles (Ed. Homoscriptum, México 2005), Poesía y ética (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2005) y Poesía Abastos (Ayuntamiento de Valencia, 2006).Ha colaborado con las webs literarias Nausícaa (http://www.paginadenausicaa.com/) Borraska (borraska.gueb.net) y Los Noveles (http://www.losnoveles.net/) así como con las revistas literarias Portales, Fábula, Entelequia y Bart.Su blog: http://soniasanroman.blogspot.com/






LA INDIA
Veo un santón untado de ceniza
entonando mantras tendido en el suelo
en la estación de Agra.

Sus piernas huesudas y sus harapos
manchados de gris
recuerdan los restos de una hoguera
recién apagada
que aún crepita a mi lado.

Algunos hombres sentados
con las rodillas a la altura de los hombros
me miran y sonríen con su boca de piano.

Veo los saris de colores
de las mujeres,
veo el polvo rojo
del pelo de las casadas
y el amarillo del de las viudas.

Masco un tabaco granate
que escupo torpemente.

Una mujer me ofrece un caramelo
marrón oscuro.

Sabe ácido, dulce, salado y agrio.

A veces sabe a pepino
y otras a Coca Cola.

Un tren destartalado silva.

Recuerda tiempos de colonos
de lenguas y costumbres extrañas.

La algarabía aumenta.

Todos gritan en hindi
para llamar la atención del extranjero.

Pequeños vendedores ambulantes
se cogen de mi mano
y me ofrecen collares.

Acaricio una pequeña talla de Ghanesa
que un niño me vende
para que me dé suerte.

Es suave y huele a bosque.

Me penetra el olor a sudor
de los vagones
y el del curri.

Todo huele a cúrcuma
en La India.

Y a incienso
y a bidis
y a basura.

Y huele a niño
bebiendo leche.

Y huele a enfermo
y a viejo.

En La India
se mascan
y se huelen,
y se tocan,
y se miran
la vida misma
y la misma muerte.





ESCOCIA
Un camión cargado
de güisqui Glenffidich
nos adelanta por la derecha
en una carretera
atestada de ciervos
y de vacas con flequillo.

Suena el himno de Escocia
en la furgoneta.

Algunos dormitan,
otros miran por la ventanilla
y limpian con la manga del jersey
el vaho adherido a los cristales.

Algunos mosquitos enanos
se han pegado a su trampa
de alientos cálidos
y de gargantas heladas.

Un caza americano F-16
sobrevuela el lago
como un moscardón insolente.

Dicen que aquí repostan
para ir al Líbano
a seguir con sus asuntos.

Una niña ríe y no me molesta.

Es una novedad estar en paz
con este cuerpo que me envuelve.

Algo me sonríe entre las tripas
y me conecta a la moqueta verde
de antiguos glaciares,
a la turba que destila cascadas
de cerveza negra
y que calentará el hogar
en el invierno.

Algo me tira del centro del ombligo
y me obliga a expandirme
entre valles infinitos,
entre piedras tan viejas
como el mismo Dios.

Quizás vine a buscarle a Él
a estos parajes
donde los hombres
son más hombres
si llevan falda,
donde la tierra se cultiva
con un mimo antiguo,
donde el clan familiar
da el cobijo necesario
a los hijos que vienen.

Quién sabe si,
después de todo,
Dios no es sino
ver pastar a los ciervos
entre una fina lluvia de alfileres,
la soledad de las islas
entre el viento del norte
llamando a la ventana,
la manta de cuadros
que abriga tus tristezas,
la cerveza cremosa
en buena compañía,
las risas de los tuyos
y el corazón en calma.



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Bio-bibliografía

Íñigo San Sebastián Barja (Logroño, 1980), es Ingeniero Técnico Industrial en Electrónica por la Universidad de La Rioja. Ha publicado los poemarios Asfalto (Ed. Celya, 2004) y Ciudad, peregrino inmóvil (Ed. 4 de Agosto, 2006). Poemas suyos han aparecido en la recopilación Voces del extremo VI. Poesía y canción (Ed. Fundación Juan Ramón Jiménez, 2004). Fue uno de los ganadores en el V Certamen de Cuentos del Ateneo Libertario Al Margen (Valencia, 2000), publicando en el correspondiente libro, y ha aparecido junto con otros autores en libros como Cuentos por encargo (Ayto. Logroño, 2003), El de la triste figura. Visiones de El Quijote desde La Rioja (I.E.R., 2005), entre otros. Codirige el fanzine literario Lapapelera y ha colaborado con diversas publicaciones como Fábula, Entelequia, Portales, etc.



Poemas


VIVIR, PERO ¿CÓMO?

“Le spectre du n’importe
quoi me crève, tout est
n’importe quoi et derrière
apparaît le spectacle accablessant.”
Alcatraz

Bukowski le dijo a Van Gogh
­― aunque Vincent nunca lo supo,
por ese matiz que es el tiempo―
que las putas quieren dinero,
no que te cortes una oreja.
Es el sentido práctico de la vida
que me dice claramente:
olvídate del edificio,
esa chabola que hiciste dúplex
― la buhardilla donde mirar al mundo
y el sótano donde crear las armas―.
Vivir sólo parece posible
si me confunden con otro.
Cualquiera.





FOTOGRAFÍAS

Sé que por más que haga,
por más que mis dedos
me dibujen en el papel,
por más que el lloro
y la sonrisa,
la rabia,
te intenten dibujar como a mí,
sé que al final
sólo será una foto
con grietas en el papel
y los bordes amarillos.
Y luego, polvo.

Los dos poemas anteriores pertenecen al libro Asfalto (Ed. Celya, 2004)




OLIVEIRA DE AZEMÉIS

Veo la tensión en todas las venas
que se marcan por la sien hasta las uñas
que se muerden con los dientes desgastados
de tanto apretar contra sí mismos.

Van con el gesto torcido de la cara
que les puede partir un imprevisto
que les sigue al caminar solos por aceras
de calles donde se apilan horas punta.

Con el calzado de hipoteca, el pago del paro,
la tarjeta de seda o la corbata de seguridad
se abalanzan como curtidos perros

atropellados en la cuneta de una carretera
cortada por las obras de los hombres
que son más grandes que los hombres.

3 comentarios:

irene dijo...

Seguro que será un interesante jueves.
¡Vaya carrerón que llevan los "niños"!
Me gustan los poemas de Íñigo.
Un beso.

Tesa Medina dijo...

Me gustan los dos poetas, pero los versos de Sonia evocan torbellinos de sentimientos, olores, colores y texturas, es muy visual, y me entran ganas de meterme en su poesía y disparar mi cámara sin parar entre mujeres de saris de colores y vacas con flequillo.

Pintan bien estos jueves poéticos, Fernando.

Besos

Conciencia Personal dijo...

¿Cómo te das tiempo, para tantos Blogs?

Un abrazote, Fer.