lunes, 13 de diciembre de 2010

16 de diciembre, sesión de jueves poesía...

El jueves 16 en la sala de juntas de la Facultad de Filosofía y Letras nueva sesión de Este jueves poesía en la Universidad, con Sebastià Alzamora y Chusé Raúl Usón.

Moderadora María Sisamón. Por la noche a partir de las 22.30 sigue la sesión recitando a micrófono abierto en el pub Candy Wharhol.










Sebastià Alzamora (Llucmajor, 1972).






Muy pronto publica un libro de rara madurez: Rafel (1994). Un largo poema compuesto en diez secciones y un final, conformado por 775 decasílabos, cuyo tema es la reflexión sobre la muerte de un amigo. “Creed en la estructura. Creed, igualmente, en las métricas antiguas. La versificación es un poderoso útil de liberación de la vida interior”, afirma Michel Houellebecq en Rester vivant (1997). Seguramente, Alzamora corroboraría estas ideas. Sin embargo, como ocurre, en parte, en Apoteosi del cercle (1997), su segundo libro de poemas, la facilidad en la versificación puede llevar fácilmente, también, a la retórica. Trabajador infatigable, Alzamora escribe, después, un libro narrativo, de aliento poético y experimental, L'extinció (1999). Su obra mejor recibida hasta el momento ha sido el libro de poemas Mula morta (2001), que Sergio Gaspar ha traducido al español y ha publicado en su editorial DVD. El universo atávico de Mallorca, un cierto mesianismo y una inversión de los valores religiosos se reúnen en Mula morta en una voz crítica y lírica con una inusual capacidad metafórica. En una tesitura paralela cabe situar la novela Sara i Jeremies (2001). Otra cosa es El benestar, el último libro de poemas de Alzamora, su primero enteramente escrito y situado en Barcelona. Alzamora vuelve al poema en verso largo pero con una estructura más abierta y móvil. Además el poema deja de estar escrito desde una sola voz y deviene un dinámico diálogo entre un narrador y los monólogos de los personajes que constituyen la trama: Roberto, un lúcido borracho, su amigo Jaume, que “no era algú que posseís un món interior”, de hecho, “el seu concepte del desig / es reduïa a menjar conys i polles / que l'atzar li posava a tir”. Y Marta, joven cancerosa, carne de cañón, objeto del deseo de Roberto y Jaume. El poema avanza con fuerza, entre un poema satírico de Pushkin, la lírica de Blai Bonet y un aullido de Ginsberg. Pero, sin duda, es en su última parte, L'escenari del crim, donde El benestar llega a su clímax. El narrador nos describe, con humor y cinismo, cómo Jaume, en un local de intercambios sexuales, es sodomizado en una ceremonia masoquista: “En Jaume / s'està oferint de boc expiatori / a l'avorrida petitesa / d'una parella de conciutadans”. El universo moral de El benestar es alienado e inmoral como el que nos describe Houellebecq en Las partículas elementales (1998) o en los poemas de La poursuite du bonheur (1997). La provocación fácil, un exceso de lenguaje homofóbico y de lugares comunes no siempre van a favor de El benestar. Se entiende que a Alzamora no le gusten las sutilezas de Carner. Pero Alzamora es un poeta que arriesga, un poeta que va a más. El benestar es un poema que hay que leer. En El benestar Alzamora levanta un singular retrato real, cruel y vivo de nuestra sociedad en declive: “L'infern d'aquest / món és l'infern que s'obre amb cadascun / dels nostres actes”.



Poemas :






III. Poc abans de sopar amb ella per darrera vegada

El món és lluny. L'acord no forma part
dels meus propòsits. Ja no faig preguntes

perquè no hi ha més interlocutors.
"Roberto", em criden, "para atenció".

Però jo miro avall i els responc: "no".
Algun cop he pensat de matar algú,

encara que no amb gaire vehemència.
El cas és que he de mirar avall per veure'ls.

L'amor és ella esperant-me en seda crua,
i el saldo net del meu compte bancari.

Un cereal massa aïllat germina,
treu brot, però fatalment sucumbeix

a les temptacions solars. Veig la ciutat
immanent, tot s'oblida abans del trànsit

i això ens porta a fer comparacions,
quan la igualtat no existeix. És distint

el bo de l'excel·lent, i encara més
l'excels d'allò que se'n diu acceptable,

per no assenyalar allò que és reputat
dolent. No hi ha judici sense dogma,

però ja hem vist que, en el nivell més bàsic,
la plenitud equival al no-res.

L'amor és ella més nua com més ben
vestida, més fulgent com més llunyana.

Llunyana com el món, extemporània
com el món sempre diferit, projecte

mal plantejat de bon començament:
pot un Déu equivocar-se a posta.

L'amor, per tant, és ella quan s'empassa
la llet. Aquest és el meu Absolut,

l'únic que puc admetre. Ja no faig
preguntes, s'ha tapat el món de blanc.

Queda, però, un rastre, el noble vestigi,
la formulació de la venjança.

"El foc que ens consumeix en temps de guerra
tornarà per encendre el nostre foc."

(D'El benestar. Barcelona: Proa, 2003, p. 39-41









Tres poemas con su voz...















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Chusé Raúl Usón (1966)









Estudió en el colegio Santo Tomás de Aquino de Zaragoza que regentaba la familia Labordeta, en los Jesuitas y, posteriormente, se licenció en Geografía e Historia en la Universidad de Zaragoza. Fue responsable del Ligallo de Fablans de l'Aragonés, organización dedicada desde 1982 a la defensa de la lengua aragonesa. Ganó varios premios literarios, tanto de poesía como de ficción, como el Onso de Plata del Premio Literario Villa d'Echo o el Premio Arnal Cavero. Es el traductor de Cullita d'otri (1998), antología de poesía occidental. De su dietario As zien claus, basado en su trabajo como educador en un reformatorio, el escritor asturiano Xuan Bello escribió: "cien instantes donde todo es posible: el infierno y el paraíso, los ángeles y los demonios luchando en una misma persona". Es miembro de la Sociedat de Lingüistica Aragonesa y secretario de la revista filológica De Lingua Aragonensi.


Poemas:



Todas las ciudades que hemos visitado,
todas las camas en las que nos hemos acostado,
todas las noches que hemos querido,
los sueños que hemos soñado,
las palabras que no hemos dicho,
se derrumban,
se hunden.

Sólo quedarán escombros,
cascotes,
montones de piedras
grabados en la memoria.

De aquellos días no quedará
nada,
nada
de nada.
Todo lo cubrirá el tiempo.

Por eso escribo.


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La ardiente arena de una playa de piedras
camino de Éfeso.
El coche en la curva,
como un juguete roto.
“Artemisa y su templo habrán de esperar”,
me gritas desde el agua,
desnuda,
borracha como una cuba.
Sé que entraré, que no lograré hacerte el amor
entre las matas de posidonia,
que te zafarás como una escurridiza anguila.

El móvil no suena.
El día está nublado.
Somos dos barcos a la deriva,
vulnerables.



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